LA ILIADA
No se narra en este poema la guerra de Troya, sino solo un episodio
de su segundo año. Hay una violenta querella de Agamenon, rey de Argos,
que ejerce el mando de los ejércitos griegos que asedian la ciudad de
Troya, y el joven Aquiles, jefe tesalio, verdadero protagonista de la
Iliada.
La ira de Aquiles llega a su colmo porque Agamenon le ha
robado su bella esclava Criseida, que le ha correspondido por su valor,
Aquiles se niega a seguir peleando. Su presencia es necesaria para el
éxito de los combates.
Se retira a las naves; pero sin Aquiles
las armas griegas van perdiendo terreno y la situación se hace tan
difícil que algunos piensan reembarcar sus tropas. A ruego de unos
mensajeros, Aquiles accede a que su mejor amigo, Patroclo, entre en el
combate vestido con sus armas.
Los troyanos huyen creyendo que
el guerrero que combate es el mismo Aquiles. Héctor le sale al encuentro
y le da muerte después de una reñida pelea. Únicamente la perdida de su
fiel amigo Patroclo mueve a Aquiles a abandonar las naves y tomar parte
directa en la lucha.
Revestido con las armas forjadas por
Vulcano y reconciliado con Agamenon, que le entrega la esclava, se lanza
con ímpetu arrollador al combate. Lucha con Héctor y le da muerte. Hace
que los caballos arrastren el cadáver del jefe troyano alrededor de la
ciudad.
Los troyanos piden a Aquiles el cadáver de Héctor
para incinerarlo, y el poema termina con los funerales del héroe
troyano y de Patroclo. Tomada e incendiada Troya, la muerte de su amigo
queda vengada por Aquiles y se cumple al fin el designio de los griegos.
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