Clasificación
Los libros proféticos pueden clasificarse según varios criterios diferentes, que se exponen a continuación.
Según sus métodos
Profetas oradores
Lo más antiguos, que no escribían libros sino solamente declamaban
ante el pueblo sus verdades reveladas. Se cuentan entre ellos
Débora y
Samuel, que también eran
Jueces,
Natán y
Gad en tiempos del rey
David,
Ajías de Siló durante
Salomón,
Semelas bajo
Roboam,
Miqueas ben Yimlá en época de
Ajab y
Elías y
Eliseo en el siglo IX a. C.
Profetas escritores
A partir del siglo VIII a. C. comienzan a aparecer quienes ponen sus profecías por escrito. Así tenemos a
Amós y
Oseas en Israel y a
Isaías,
Miqueas,
Nahum,
Sofonías,
Jeremías y
Habacuc en el de
Judá. Durante el Exilio profetizó
Ezequiel al igual que Daniel y al regreso del mismo
Hageo,
Zacarías,
Malaquías y
Joel.
Según su tiempo
El
Tanaj los divide en:
Primeros profetas
Abraham,
Moisés,
Josué y
Samuel todos ellos pertenecientes a los libros del antiguo testamento.
Últimos profetas
Isaías,
Jeremías y
Ezequiel.
Según la extensión del libro
El cristianismo dividió a los profetas en mayores y menores,
clasificación que no se basa en la importancia relativa de sus profecías
sino sencillamente en la mayor o menor longitud de los textos.
Profetas mayores
Isaías,
Jeremías,
Ezequiel y
Daniel.
Profetas menores
Los profetas menores son
Oseas,
Joel,
Amós,
Abdías,
Jonás,
Miqueas,
Nahum,
Habacuc,
Sofonías,
Hageo,
Baruc,
Zacarías y
Malaquías. A los tres últimos se los agrupa, a su vez, bajo el nombre de "Profetas postexílicos"
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